Llenaste de yermos páramos las llanuras arrugadas de mi alma
bebiste de un sorbo el líquido amargo de los atardeceres de mi infancia
y encarcelaste en torres de grana y oro el marfil de tu risa negra.
Pero no importa cuán escarpadas sean las lontananzas lomas
ni cuán lejos se duerman las chispeantes estrellas del alba,
yo recorreré el sendero de tu olvido y las hojas secas de tu ausencia.
El porque de tus silencios consume las brasas de mi esperanza.
Te marchaste con el acertijo de las preguntas que jamás fueron hechas
y ahora regresas desde el frío invierno del alma oscura.
Pero tu nombre es mi nombre, tu sangre la mía
y no habrá páramos desiertos, ni líquidos atardeceres…
y no habrá doradas torres de olvido
que me separen de la senda de tu destino.
Y cuando las estrellas del alba duerman y las hojas secas del camino renazcan
yo recorreré el yermo de tu olvido
y te devolveré a la verde pradera húmeda de tu nombre y el mío.
S.T.
1 comentario:
Genial Sílvia. Un text increïble...en la línia del que ens tens acostumats a classe. Per cert, ¿ja t'has apuntat a Narrativa II?
Rafa
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